La política (apolítica) de Jesús

Escrito por:
El waro

En el sermón del cura, padre José Antonio, habló sobre la trampa que los fariseos le hicieron a Jesús porque removía el gallinero religioso de los judíos. “¿Esta bien pagar impuestos al César?”, preguntaron al hijo de Dios en la tierra. Entonces él levanto en público una moneda e interrogó: “¿De quién es el rostro que esta en la moneda?”, del César respondieron, entonces, Cristo dijo “den al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. De esta manera salió incólume de la trampa de los hipócritas fariseos.

Pepe Toño, luego de hacer el sermón, democratizo el discurso hacia los presentes para que intervinieran. “¿Qué les parece?”, dijo él en medio de un mudo silencio. Una señorita que estaba sentada a mi costado levantó la mano y respondió “me parece bonito”, Pepe Toño volvió a interrogar ¿Por qué? Pero ella entró en nervios (era la primera vez que participaba en el magis) y no pudo responder. Entonces el Waro levantó la mano: era la primera vez que hablaba en medio de un ritual religioso.

Dijo que Jesús no era un ingenuo. Sabía que tenía enemigos, y que los fariseos le tendían una trampa retórica. Él ingeniosamente separó el campo político del religioso para dar su acertada respuesta. A Pepe Toño no le pareció del todo acertada mi respuesta y preguntó a los asistentes si en verdad existe esa diferencia entre ambos campos. “A caso lo religioso es ajeno a lo social?”, enunció el padre. Luego intervino un joven de pelo corto y traje blanco, a quien no pude entender su respuesta, pero si su intensión, es decir, dar la razón a Pepe Toño: no existe esa separación entre lo político y lo religioso.

El Waro levantó la mano para hacer una pregunta al público asistente que participaba en el ritual magis y en vez de hablar sobre la diferencia entre lo político y lo religioso (algo común en respuestas simples), interrogó a todos, incluyendo a José Antonio: “¿Qué es lo común entre ambos campos?”, no hubo respuestas, sólo silencio y miradas suspicaces, Entonces él sentencio señalando que lo común son las relaciones de poder, luego comenzó a utilizar una serie de argumentos que había plasmado en su primer artículo escrito para una revista de estudiantes universitarios marxistas. Ojo, el Waro no era marxista, pero era jefe de práctica del curso de Introducción a la Metodología Científica donde una de sus alumnas pertenecía al Colectivo Amauta que sacaba su revista titulada “Puño y Letra”. Ahí el Waro escribió sobre la relación discursiva de poder que existe en la política y la religión.

Luego intervino otro joven de pelo largo, delgado, utilizaba lentes, en su mirada mostraba serenidad y su voz parecía de pajarillo. Dijo: “bueno yo si voy a ser ingenuo”, interesante entrada porque se oponía inteligentemente a la respuesta del Waro donde indicaba que Jesús no era nada ingenuo. El joven habló que no existe esa diferencia entre ambos campos porque Cristo hacía su propia política donde lo importante era salvar a los hombres por medio del camino hacia Dios. Como el Mesías hacía política entonces no puede existir diferencias entre lo religioso y lo político. José Antonio aprobó la intervención del amigo de voz de pajarillo y dio por terminada las intervenciones para continuar con el ritual, que fue más interesante que el coloquio sobre niños.

Sólo es necesario hacer una aclaración. Una cosa es el “campo político” y otra es la “política personal”. El joven que entró ingenuamente al ruedo de las intervenciones confundió el campo político con la política personal. Es cierto que Cristo planteó una política, es decir, una nueva forma de comprender a Dios y a los prójimos para buscar la salvación eterna. Pero fue ajeno al campo político porque de lo contrario hubiese caído ingenuamente a la trampa de los fariseos por responder políticamente sobre la importancia de pagar impuestos al César. Como se puede apreciar la respuesta de Jesús fue apolítica, ajeno al campo político, pero si tenía su política en mostrar la palabra del Padre por medio del Nuevo Evangelio. Entonces la política (apolítica) de Jesús fue dar a Dios lo que es de Dios.

Entiendo que la separación entre lo político y lo religioso es un conflictivo porque en ambos campos existen relaciones de poder. Como bien lo separó Rousseau en su texto El Contrato Social cuando habla sobre la ley divina y la ley social. Actualmente en el Perú existen discrepancia sobre el tema del aborto entre la Iglesia, el Estado y la Sociedad Civil. La interrogante que polemiza el tema en cuestión es: “¿Quién controla el cuerpo de la mujer?”, las respuestas pueden ser a) La Religión, b) El Estado, c) La mujer.

Para un sector de la Sociedad Civil, conformada en su mayoría por mujeres feministas, la Iglesia no debe intervenir en asuntos políticos y sociales, es decir, en las políticas sociales. Al igual que Cristo, la Sociedad Civil señala que la Iglesia debe dar a Dios lo que es de Dios, y proponen un Estado Laico ajeno a la influencia de la religión Católica. En cambio la Iglesia, encabezada por el cardenal Juan Luis Cipriani, señala la importancia de la religión en la sociedad para asegurar la estructura de valores en las personas. Una forma de decadencia de los valores en la sociedad son los abortos porque va en contra de la voluntad de Dios que es fuente de vida.

Como pueden apreciar ésta es la actual polémica entre lo político y religioso en el Perú, que no tiene nada de nuevo. Tenemos el caso del Mesías, quien supo responder a los fariseos con mucha elegancia, pedagogía e inteligencia. Por mi parte existen diferencias entre ambos campos, pero, sobre todo, similitud: “las relaciones de poder”. Algo que suena un poco sospechoso hacía los oídos que escuchan el mismo sermón de siempre y que muchas veces defienden de manera ingenua.

Me hace recordar al presidente Alan García cuando decía en una entrevista “en política no hay que ser ingenuos”, creo que lo mismo debe ser en el campo religioso porque de lo contrario Jesús hubiese pisado el palito de la trampa de los fariseos por no pagar impuestos.

3 comentarios:

HIPERION dijo...

El otro día en una reunión con unas feministas, de pronto empezaron a rajar de los católicos. Que son unos hípócritas, que puro pecado y mucho rezo y siguen iguales, que la Iglesia se mete en todo, que no quiere que se aborte cuando no es una decisión fácil ni fácil de hacer, que tiene que meterse en las decisiones personales de mi vida, que no se meta en política...Yo escuchaba. Seguían hablando cada vez más fuerte, cada vez más acaloradamente.

Lo primero que se me ocurrió preguntarme fue ¿por qué sólo hablan de la religión católica?, ¿por qué sustentan su fe o creencia en contraposición a la católica?, ¿acaso tendremos que estar siempre a la defensiva, respondiéndo los ataques, disculpando los errores?, ¿por qué se rien cuando dices soy católica pero no santa, la lucho todos los días?...

Tal vez ser parte de una religión significa además de una decisión personal, una postura, un argumento que sustentas frente a otros. Tal vez sí tenemos que defenderla a capa y espada, con los dientes, con las uñas, o con un abrazo cariñoso. O tal vez sólo quedarnos callados, comprender sus divergencias, decir algo al paso, y vivir nuestra fe solitos.

Me pregunto.

Bettina

Anónimo dijo...

Bettina.. cuando escribes tu reflexión.. parece que lo haces bien!!! jejeje

Waro dijo...

La misma experiancia tuve con mis colegas etnogràficos quienes por deformación profesional se consideran ateos.

Por dar la contra me considero un creyente ateo gracias a Dios. Ni para los ateos ni para los creyentes.

El mundo espiritual es una busqueda. Suerte con aquellos que ya encontraron el camino. Los envidio.

Sigo con mis preguntas y experiancias (ahora los magis) con los semejantes que buscan ese encuentro con la verdad y un mundo socialmente mejor